sábado, 29 de noviembre de 2008

Nadia Comaneci, la gimnasta 10




Se trata, sin duda, de la gimnasta más conocida de toda la historia. Esta realidad nos deja entrever que algo extraordinario realizó esta rumana, de nombre Nadia Comaneci, a lo largo de su no muy larga carrera como profesional. Desde luego, para buscar esto tenemos que retrotraernos a 1976, unas Olimpiadas celebradas en Montreal.


El 17 de julio, la reina Isabel II, declaraba inaugurados los XXI Juegos Olímpicos de la era moderna. El cetro de la gimnasia femenina estaba en posesión de la gran figura de Munich 72, la bielorrusa Olga Korbut, que había contribuido con la URSS con tres metales de oro. Sin embargo, ese año ya no estaba sola. Una niña rumana de tan solo catorce años podía tener algo que decir. Ya el año anterior, en los Campeonatos de Europa, Nadia Comaneci, había conseguido tres oros y una plata. No obstante, parecía aventurar demasiado que una niña tan joven pudiera ser protagonista en unos Juegos. Sin embargo, lograría alcanzar y rebasar esa notoriedad en Montreal, llegando a ser, como narraban los periodistas de la época, la reina de los Juegos. Nadia logró tres oros, una plata y un bronce, pero por encima de las medallas, Nadia fue pionera en otro logro. Consiguió los primeros dieces de la historia del olimpismo. Nada menos que siete. Por ello, también se le ha denominado siempre la gimnasta perfecta. Emuló al saltador Beamon, que en su gran salto las métodos de medición no estaban preparados para tal distancia. A Comaneci le sucedió algo similar pero en gimnasia, donde tampoco le ayudaron las nuevas tecnologías. Los marcadores electrónicos no estaban preparados para la perfección y mostraban un curioso 1,oo. El ser humano, de nuevo, se adelantaba a la tecnología. Como narraba en su crónica un periodista de El país "Nadia es la perfección suma del ejercicio gimnástico". Un ejemplo de esto es este vídeo donde donde Nadia consiguió sendos dieces en el ejercicio obligatorio de asimétricas y el libre de estas paralelas:




Conviene hablar también de sus rivales, ya que tuvieron gran protagonismo, aunque siempre eclipsada por la jovencísima rumana. Kelli Nim, de no haber sido por Nadia hubiera sido la reina de la gimnasia femenina en Montreal. Se llevó para la URSS tres oros y una plata, además de ser la primera en realizar un doble mortal en el suelo, además de ser otra gimnasta en conseguir la máxima puntuación: el 10. La otra gran gimnasta fue la gran derrotada. La también soviética Korbut solo consiguió una plata. La gran estrella de los pasados juegos había descendido a un segundo escalafón. No cabe duda, que los Juegos de Montreal marcaron en gimnasia un antes un después. Y ese punto de inflexión fue la irrupción de la gimnasta 10, Nadia Comaneci. Desde luego que las espectativas para los juegos de 1980 en Moscu iban a ser muchas. Dos jovencísimas gimnastas, Nim algo mayor que Comaneci, tendrían que volver a luchar por la perfección del ejercicio gimnástico. Sin embargo, Montreal fue algo inigualable, aunque Comaneci sumaría en Moscu otros dos oros, uno de ellos, empatada con su rival Nelli Kim, además de otras dos platas. Esta sería su última gran aparición en escena. En 1984 anunciaba que se iba y dejaba la gimnasia profesional. Al parecer, una infección de manos no le dejaban continuar. Después de su retirada se ha mostrado muy activa siguiendo dentro del mundo de la gimnasia. Ha sido una mujer que ha recibido numerosos galardones y una persona de gran importancia dentro de su país. Tanto es así que su boda con el norteamericano Bart Conner en 1996 fue televisada y se convirtió en el evento más visto de la década de los noventa. Es irrefutable, que aquella mágica aparición de la niña rumana provocó el asombro y admiración ante una gimnasta que, aunque ya retirada muchos años atrás,continua como el paradigma de la gimnasta perfecta.




Bibliografía:























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