viernes, 16 de enero de 2009

La Araña Negra


La labor de los porteros en el fútbol es a menudo infravalorada. Sólo se les aclama cuando logran parar un penalty o cuando con una palomita inverosímil evitan un gol certero. Pero la verdadera gloria se la llevan siempre los jugadores de campo, y más en concreto, los delanteros. Prueba de ello es que en la historia de los Balones de Oro sólo ha habido un portero galardonado. Era el ruso Lev Yashin, apodado la Araña Negra por su habitual vestimenta y gran embergadura.


Este jugador empezó sus andaduras en el mundo del deporte como portero de hockey sobre hielo, deporte que practicaba en Moscú con gran éxito, a la vez que a la tempranera edad de 18 años era suplente en el mítico Dynamo de Moscú. En la temporada de 1949 por fin logró la titularidad habitual y con este club se alzaría campeón de liga en 5 ocasiones y de copa en 3. Con su selección logró ser reconocido internacionalmente como el portero con más talento del momento, disputando 3 mundiales: Suecia '58 (cuartos de final), Chile '62 (semifinal) e Inglaterra '66 (cuartos de final). Fue el jugador más destacado de su equipo. También rozó la gloria en la Eurocopa de 1964 (sí, fue Yashin, el mejor portero de todos los tiempos el que encajó el gol del español Marcelino).


Se recuerda su estilo como seguro, noble, y de gran agudeza. Poseía impresionante reflejos y gran rapidez, prueba de ello es la cantidad de penaltis que atajó, y hacía un gran uso de su altura de 1,89m.


Ostenta el récord de partidos jugados en la Liga Soviética, con 326 y en esos 326 partidos que jugó 270 acabó con la portería a cero y se dice que atajó 150 penaltis en toda su carrera, algo insólito. En 1963 recibió el Balón de Oro, trofeo con que se premia al mejor futbolista del mundo, siendo el primer portero al que se le ha otorgado dicho premio. Recientemente porteros de la talla de Buffon o Kahn se han acercado a lograr este premio, pero Yashin sigue siendo el único cancerbero en haberlo conseguido en 60. En 1968 se le concedió la Orden de Lenin por su trayectoria, un gran logro para un deportista soviético. A los 42 años se retiró tras haber defendido la poretría del Dynamo durante más de dos décadas. El mundo del balompié le despidió con un amistoso disputado entre la selección rusa y un combinado del resto del mundo. Tiempo después se convirtió en técnico del Dínamo y de la selección, con éxito más que discreto.


La Araña Negra está considerado el mejor portero de la Copa del Mundo, y por ello el trofeo de la FIFA que se entrega a los mejores porteros de este campeonato desde 1994 lleva su nombre. Murió en 1990 a causa de un cáncer de pulmón.
Bibliografía:

miércoles, 14 de enero de 2009

Cruyff, paradigma del mejor fútbol



Holanda es el país del fútbol total. Muy especialmente, las selecciones holandesas de los años 70 representan como ningún otro equipo lo ha hecho esa forma de entender el deporte rey. Y si hay alguien que encarne como ningún otro jugador esa filosofía según la cual el fútbol es mejor cuanto mayor es su belleza plástica, es es Johan Cruyff.

Cruyff, nacido en Weidestraat (Holanda) en 1947, lo fue todo como jugador y más tarde como técnico. Pero quizá su fútbol alanzó su cenit cuando lideró a la que si duda fue la mejor selección europea de la historia. Un equipo cuyo talante ofensivo y su facilidad para arrasar a los rivales con tremendos recitales de fútbol de ataque le valió el apelativo de “La Naranja Mecánica”.

Sus principales cualidades eran su gran cambio de ritmo y dominio de su cuerpo, que le hicieron uno de los mejores regateadores que jamás haya pisado un campo de fútbol, además de una inteligencia y sentido táctico del que hizo gala, no solo como entrenador, sino en igual medida como jugador. Era precisamente esa inteligencia a la hora de jugar al fútbol lo que hacía de Cruyff un jugador irrepetible. No es aventurado afirmar que Cruyff entrenaba a Holanda (y a casi cualquier equipo en el que jugó) desde el campo. Esto llevó al gran Franz Beckenbauer a decir que Cruyff era el mejor jugador al que se había enfrentado.

Basta presenciar asombrados esta recopilación de lo mejor de Johan para maravillarse y rendirse ante uno de los más grandes:





Es cierto que el fuerte carácter de Cruyff le perdió en algunas ocasiones. Que salió mal de casi cualquier equipo en el que estuvo. Que no triunfó, como jugador, tanto como se esperaba de él en el Barcelona. Que probablemente Maradona o Pelé fueron algo mejores que él. Que no logró el triunfo en ningún mundial. (Aunque su palmarés es espectacular).

Pero también lo es que nadie cuenta con más balones de oro que Cruyff (3). Ningún otro ha protagonizado una exhibición futbolística como la de la Holanda que Johan lideraba en aquella década de los 70. Quizá no se pueda afirmar que Johan sea el mejor futbolista del mundo a lo largo de toda la historia, pero no creo que sea descabellado pensar que Cruyff es el mejor futbolista que el continente europeo jamás ha dado.



Bibliografía utilizada:



http://es.fifa.com/classicfootball/players/player=1043/index.html

http://www.ifhof.com/hof/cruyff.asp

http://es.wikiquote.org/wiki/Johan_Cruyff

http://www.ligafutbol.net/2007/05/14/johan-cruyff-el-genio-del-regate/

http://www.notasdefutbol.com/tag/johan+cruyff

http://www.planetworldcup.com/LEGENDS/cruyff.html

http://www.geofutbol.com/2008/08/02/johan-cruyff-la-historia-parte-1/

http://www.geofutbol.com/2008/08/03/johan-cruyff-la-historia-parte-2/

http://balondigital.blogspot.com/2006/12/jugadores-de-leyenda-johan-cruyff.html

http://www.univision.com/content/content.jhtml;jsessionid=EJ0SUPN1MSY1ECWIABTCFFQKZAAGAIWC?cid=68529

http://www.rafanomejodas.info/2006/06/04/johann-cruyff-crack/

http://marcelogantman.blogspot.com/2007/04/mis-favoritos-johan-cruyff.html

martes, 13 de enero de 2009

Tommie Smith y John Carlos: valentía y compromiso



1968 fue un año de movilizaciones civiles y estudiantiles a lo largo y ancho del planeta. Berkley, París, Praga y muchas otras ciudades fueron el escenario de importantísimas (e inauditas hasta la fecha) movilizaciones y reivindicaciones.
Nadie estaba exento de poder mostrarse comprometido con causas nobles y tomar parte como activista. Ni siquiera el deporte, tantas veces proclamado apolítico.

1968 fue también un año olímpico. Los juegos acudían en aquella ocasión a Méjico, la puerta de atrás del gran gigante norteamericano. Y fueron precisamente dos atletas norteamericanos los que hicieron historia en aquellos juegos.

Ambos eran los máximos favoritos para vencer en la prueba de los 200 metros lisos. Y ambos eran negros. Sus nombres: John Carlos y Tommie Smith.

En el tunel que les condujo a la pista, Smith y Carlos se aliaron para llevar acabo una protesta contra el racismo imperante en su país en el podio durante la ceremonia de entrega de las medallas. En la pista, Smith se impuso con autoridad. Carlos fue bronce, tras el australiano Peter Norman.

Pero la prueba atlética resultó secundaria. Lo que realmente dio la vuelta al mundo fue la ceremonia de entrega de medallas. Norman (blanco) accedió a participar de la protesta. Se puso una pegatina de oposición a la discriminación por razón de raza. La misma que llevaban los dos atletas afroamericanos. Pero la liturgia y el simbolismo de aquel acto de rebeldía no terminó ahí.

El puño derecho cubierto con un guante negro que Smith mantuvo en alto durante la interpretación del himno, simbolizaba, según ellos mismos explicaron después, el llamado “black power” en EEUU (uno de los principales movimientos reivindicativos de aquel 1968 en los Estados Unidos, junto con la oposición a la guerra de Vietnam). El puño izquierdo, igualmente cubierto, de Carlos, representaba la unidad de los negros americanos. La bufanda negra alrededor de su cuello simbolizaba el orgullo negro. Por último, los calcetines negros, sin zapatos, de ambos, eran símbolo de la pobreza de los negros en un Estados Unidos racista. Así, y con la cabeza gacha, en un gesto de vergüenza, escucharon los dos atletas el himno de un país a cuya pertenencia sentían todo menos orgullo.






Los valientes y comprometidos atletas pagaron cara aquella protesta. Incluso en el propio Smith, declaró en una célebre entrevista años después que temió por su vida durante la ceremonia: “Pensaba que me podían disparar con un rifle desde la tribuna”. Su revolucionaria y novedosa protesta fue muy mal recibida por el COI, cuyo presidente, Avery Brundage, encolerizó, les retiró las medallas y les expulsó de la Villa Olímpica.

Tampoco en Estados Unidos tuvo una buena acogida la actitud de Smith y Carlos. Ambos fueron acusados de antipatriotas y marginados tanto por su gobierno como por la sociedad de su país, que les marginó y reprimió. Sin embargo, en los últimos años, tanto Carlos como Smith han sido restablecidos y homenajeados y ocupan, hoy sí, el lugar que merecen en aquel país.




Bibliografía utilizada:



http://www.infoplease.com/spot/summer-olympics-mexico-city.html

http://www.marca.com/edicion/marca/firmas/santiagosegurola/es/desarrollo/1047258.html

http://articles.latimes.com/2008/jul/08/sports/sp-forty8

http://www.historylearningsite.co.uk/Mexico_1968.htm

http://www.smh.com.au/olympics/articles/2004/06/18/1089484304254.html

http://news.bbc.co.uk/onthisday/hi/dates/stories/october/17/newsid_3535000/3535348.stm

http://panchobaez.blogspot.com/2008/04/leyendas-olmpicas-tommie-smith-john.html

http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2008/jul/09/olympicgames2008.humanrights

lunes, 12 de enero de 2009

Seve Ballesteros, el mejor cuando las cosas se ponían difíciles



El excelente golfista Ben Crenshaw dijo una vez: “Seve juega golpes que incluso yo no puedo visualizar en mis sueños”. Esta afirmación define muy acertadamente el juego de Severiano Ballesteros. Seve, nacido en Pedreña (Cantabria) en 1957, es probablemente el mejor jugador de golf en condiciones adversas.

Ballesteros se inició en el golf como un trabajador de ese deporte. Era “caddie” del club que había cerca de su casa. Quién iba a decir que aquel caddie iba a ser uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.

Severiano fue nombrado por la revista “Times” como el número uno de “atletas que cambiaron el deporte para siempre”. Seve fue un verdadero pionero. Lo fue a la hora de inventar golpes absolutamente inverosímiles que le servían para salir airoso de las situaciones más comprometidas.

Además, Ballesteros fue capaz de dominar el golf mundial consiguiendo la victoria en 2 ocasiones en el Masters de Augusta y en 3 en el Open Británico, para un total de 5 majors. Seve se forjó un impresionante palmarés en un golf mundial hasta entonces dominado casi exclusivamente por los norteamericanos. La hazaña de Seve abrió la puerta a muchos otros europeos que vinieron después, hasta el punto de que tras su irrupción en el golf mundial, 6 chaquetas verdes ( que acreditan al vencedor en el Masters de Augusta) volaron a tierras europeas.

Severiano, por tanto, destaca por ser un auténtico ganador, un jugador extremadamente creativo y con numerosos recursos. Además, su gran carisma le llevó a ser querido en el mundo entero, en especial en el mundo anglosajón. Y sobre todo, Seve fue un pionero, un conquistador de tierras hasta entonces desconocidas y hostiles para cualquier “no estadounidense”. Y por todo ello es una leyenda.

Hoy Seve lucha contra un cáncer que amenaza con acabar con su vida. Es sin duda el golpe más difícil de Ballesteros. Confiemos en que su espíritu ganador no le abandone.




Bibliografía utilizada:


http://www.seveballesteros.com/

http://www.independent.co.uk/sport/golf/ballesteros-longs-to-rediscover-his-old-magic-647448.html

http://www.elpais.com/articulo/deportes/COE/condecora/Ballesteros/Orden/Olimpica/elpepudep/20081218elpepudep_15/Tes

http://www.elpais.com/todo-sobre/persona/Severiano/Ballesteros/Sota/94/

http://www.basegolf.com/f/seve.htm

http://www.latamgolf.com/historia/la-biografia-de-severiano-ballesteros.html

Mark Spitz, todo un mito







Mark Spitz nació en Modesto, California, el 10 de febrero de 1950, en el seno de una familia judía de clase media. Cuando tenía dos años, su familia se mudó a Hawaii. Fue entonces cuando comenzó en idilio entre el joven Mark y la natación. Spitz nadaba a diario en las aguas del océano pacífico.

Ya de vuelta en California, Spitz continuó progresando en un deporte que parecía hecho para él. Siendo aún un adolescente, Mark Spitz ostentaba ya varios récords mundiales y era el más absoluto dominador de la natación entre sus coetáneos en todo el planeta.

Antes de su primera aparición en unos Juegos Olímpicos, en Méjico 1968, Spitz participó en algunas competiciones internacionales. Tuvo un gran éxito al dominar, con solo 15 años, los Juegos Macabeos, en Tel Aviv. 2 años más tarde, en 1967, estableció un récord al obtener 5 medallas de oro en los Juegos Panamericanos, que tuvieron lugar en Winnipeg.

Pero la competición en la que Spitz forjó su mito fueron los Juegos Olímpicos. Su primera aparición en unos juegos fue en Méjico 1968. Spitz era ya entonces poseedor de 10 plusmarcas mundiales. Las expectativas eran altísimas. Sin embargo, un jovencísimo Spitz logró “solamente” dos medallas de oro y una de plata, en lo que supuso un relativo fracaso.

No obstante, los Juegos Olímpicos dieron, en Munich 1972, una segunda oportunidad a Mark Spitz, que este aprovechó para firmar una actuación memorable que será recordada para siempre y que ha perdurado casi 40 años. Spitz fue capaz de conseguir 7 medallas de oro, estableciendo además una nueva plusmarca mundial en cada una de las pruebas en las que venció. Fue un hito nunca visto hasta la fecha y que todavía hoy asombra.

Además, aquella hazaña estuvo marcada por el momento en el que se produjo. Durante el transcurso de los mencionados juegos de Munich, tuvo lugar el secuestro de 11 atletas de la delegación israelí por parte de un grupo de terroristas palestinos. Este desgraciado incidente acabó con la muerte de los secuestrados. Esto no empañó la impecable actuación de Spitz, quien abandonó muy afectado y entre enormes medidas de seguridad la ciudad de Munich, al temerse que él también fuera objetivo de los terroristas, por su origen judío.

No fue así, y Spitz regresó a los Estados Unidos como un auténtico héroe. Tras los juegos de Munich en los que logró el objetivo de los 7 oros, Spitz se retiró de la competición en natación. Como deben de hacer las verdaderas estrellas, fue capaz de apartarse del camino cuando se encontraba en el cénit de su carrera, cuando su palmarés asustaba.

Aunque su espectacular marca ha sido recientemente superada en Pekín por el también norteamericano Michael Phelps, que consiguió 8 oros, la aureola de leyenda de Spitz es todavía mayor que la de Phelps. Quizá sea por el paso del tiempo, imprescindible a la hora de forjar mitos. Aunque también cuentan a favor de Mark Spitz los componentes del carisma (muchísimo mayor en su caso que en el de Phelps) y de la coyuntura histórica en la que consiguió sus triunfos.

En cualquier caso, ambos son unos verdaderos fenómenos, y probablemente los mejores
nadadores de todos los tiempos.
Bibliografía utilizada:

Usain Bolt, el Rey de la velocidad

Si sobrevolamos el cielo veremos que el halcón peregrino es el ave que vuela más rápido a velocidades de 300 km/h. En la tierra y a 113 km/h corre el veloz guepardo, mientras que en superficie acuosa el que alcanza mayor velocidad es el pez vela con 109 km/h. Sin embargo, ellos no están solos. Desde este verano una nueva especie les está haciendo sombra. No tiene plumas pero vuela, ¿de que especie se trata? No es ninguna nueva, es humano y corre con las piernas. Natural de Jamaica, Usain Bolt, ha deslumbrado al mundo tras sus exhibiciones en el Nido de Pekin.


El atleta jamaicano comenzó a despuntar sobre todo en los 200 metros lisos. Ya en 2004 se convirtió en el primer atleta junior en bajar de los 20 segundos. En 2007, en su primer gran campeonato, los mundiales de Osaka, consiguió entrar en la final del 200 m y sacar una meritoria plata, en la que era su primera gran carrera. Sin embargo, este año el velocista solo sabe volar. Así, corriendo los 100 m, en donde su técnica no es, ni mucho menos, la más depurada, ha empezado a despuntar. Así rebajo en dos centésimas más la plusmarca mundial de su compatriota Asafa Powell. Un registro de 9.72 acorralando la barrera de las 70 centésimas. A pesar de todo ello, Bolt seguía sin ser un personaje conocido para el gran público. Le faltaba la rubrica de un gran escenario para conseguirlo. De hecho en el desplazamiento de avión para llegar a Pekín, nadie lo conocía ni lo paraba. En ese avión viajaba también el periodista de Marca, Santiago Segurola, quien afirmaba la perplejidad de la gente cuando les contaba que iba dentro de su avión la persona más rápida del mundo. Con sus cascos y sus ropas anchas, el negro giganton Bolt pasaba más como una estrella de la NBA que como un atleta. Aunque, indudablemente, su prodigioso físico era llamativo.

Y, los Juegos Olímpicos de Pekín han provocado el nacimiento de una nueva estrella mundial. No es tanto sus tres medallas de oro, sino la forma como las ha conseguido. En su primera final, la de los 100 m. lisos, se quedó el penúltimo en la salida y se paró diez metros antes de la meta para celebrar su sobrada victoria, consiguiendo un oro y un record del mundo con una marca para la historia: 9.69. Esta marca tiene un cariz más: lo hizo con un viento nulo a favor y en un estadio repleto contemplando una final olímpica. Más que el tiempo lo que ha sorprendido y sorprende a los espectadores que lo han visto ha sido su facilidad para ganar en una final olímpica: sólo corrió unos 40 m. al máximo: su penosa salida hizo que hasta casi la mitad de la prueba no llegara hasta la cabeza de la prueba, mientras que se dio el placer de celebrar casi parado sus últimos metros de la final. Esto no se había visto nunca en la historia. Todo el mundo tras verlo en repetidas ocasiones nos preguntamos si era un producto de la televisión o de ser verdad, corriendo a tope y con buena salida esta marca era el inicio de una serie de records. Si en el fútbol hubiera ocurrido algo parecido estaríamos viendo la serie de dibujos animados Oliver y Benji. Cosas así pertenecen a las ficción.









Con todos estos alicientes llegaba Usain Bolt a la prueba en la que más había destacado hasta 2008: los 200 m. lisos. Desde luego, era el gran favorito y las apuestas no iban encaminadas en si ganaría el oro, sino que se ponía en cuestión un record que se pensaba inalcanzable durante muchos años: el 19.32 de Michael Johnson en Atlanta 96. Después de contemplar su extratosférica carrera de los 100, con el gigante jamaicano todo era posible. Cuatro días después de su primer oro se ponía en marcha su otro gran reto: record mundial y olímpico de los 200 m. En la curva Bolt ya destacaba para enfilar la recta final en solitario y con una apabullante ventaja. Esta vez no paró para celebrarlo, sabiendo, incluso, que su ventaja era mayor a la que tenía contra sus rivales en los 100. Sin embargo, no luchaba contra sus rivales. Estaba peleando contra un mito. Los Juegos de Atlanta y Pekin se unían. Usain Bolt seguía empeñándose al final de la recta para superar a Johnson. Al cruzar la meta, 19.30, rebajándolo en dos segundos.

Después de esto sólo le quedaba ganar el 4 x 100 con Jamaica para cerrar su participación con otro oro.Los jamaicanos partían como grandes favoritos al oro y a la conquista de un nuevo record, que con el plantel Jamaicano no se les podía escapar: Nesta Carter, Michael Frater y Usain Bolt para la curva mientras que la otra estrella jamicana para entrar en meta era Asafa Powell. Nuevamente la superioridad jamaicana fue aplastante y se llevaron el oro y el record mundial con 37.10. La supremacía en la velocidad se trasladaba al sur de EE.UU, y su destino era Jamaica, ahora con el rey Bolt al frente.

Bolt se convertía, así, en el gran rey de los juegos con permiso de otro monstruo, el tiburon
Phelps. El debate prosigue: ¿son las tres medallas en pista de Bolt comparables con las 8 de Phels en el cubo? Lo que está claro es que ese debate existe. La nueva gran estrella de la velocidad tiene sólo 22 años y aunque, parezca mentira, nuevos retos. Su entrenador dice que será capaz de bajar de los 9.60 y para el crono en 9.58, mientras que para el 200 su objetivo es rebajar los 19 segundos. Son dos marcas, hasta la irrupción de Bolt, inalcanzables para la especie humana. Sin embargo, el halcón peregrino, guepardo y pez vela temen su llegada. Y todavía se plantea los 4oo. Su proyección no se acaba.


Bibliografía utilizada:


http://es.wikipedia.org/wiki/100_metros_(atletismo)
http://es.wikipedia.org/wiki/Usain_Bolt http://www.abc.es/20080822/deportes-olimpiadas/jamaica-bate-record-mundo-200808221622.html


viernes, 9 de enero de 2009

Haile Gebreselassie, el Rey del Fondo.


Probablemente, si Haile Gebreselassie hubiera dominado el fútbol, el baloncesto o incluso otra prueba de atletismo más espectacular (como los 100 metros lisos) de un modo tan abrumador como lo hizo con el fondo en pista y como lo hace ahora con la maratón, se hablaría de él como uno de los más grandes deportistas de todos los tiempos.

Nacido en Arsi, Etiopía, en 1973, Gebreselassie, de padre granjero y 9 hermanos, tuvo una infancia marcada por la miseria y la pobreza, algo habitual en su país. No menos habituales son las espléndidas condiciones atléticas de que la genética dota a muchos de los nacidos en esa zona de África, especialmente para las carreras de larga distancia o “fondo”. Pero Haile era especial. Era el mejor entre los mejores. Conseguía, ya desde muy joven, arrasar a los africanos del mismo modo que tantas veces hemos visto a estos ridiculizar a sus competidores blancos.
Ya con 9 años, Gebreselassie iba corriendo a la escuela, que estaba a unos 10 kilómetros de su casa. Su primer triunfo lo consiguió en 1993, al lograr el Campeonato del Mundo de 10.000 y el subcampeonato en la prueba de 5.000. Era el principio de un dominio que duraría una década. En ese periodo, el atleta etíope logró dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta '96 y en Sydney 2000, así como 6 medallas en Campeonatos del Mundo. Gebreselassie partía como indiscutible favorito en todas las pruebas en las que participaba, y jamás fallaba. Numerosos fueron los espléndidos atletas a los que se enfrentó. Tuvo que hacer frente a estrategias de desgaste de sus rivales, en especial los kenianos, pero siempre reinó con maestría. Ganó en carreras lentas, en otras vertiginosas. Ganó atacando desde lejos o cambiando de ritmo en el último 400. Ganó siempre. Y por supuesto estableció innumerables plusmarcas mundiales. Su reinado, en pruebas de tanto desgaste, es difícilmente comparable a ningún otro en la historia del atletismo.
Gebreselassie fue elegante en todo momento. Y lo fue muy especialmente en el mundial de París, en 2003. Su discípulo, el joven Kenenisa Bekele, era ya más rápido que Haile. Bekele, sin percatarse, dejó descolgado al gran Gebreselassie. Al darse cuenta, Bekele aminoró su ritmo para esperar a Haile, pero este le ordenó con la cabeza bien alta que atacara. Bekele fue oro. Gebreselassie, plata. El príncipe Bekele era ahora rey. Gebreselassie le había coronado con aquel precioso gesto.
Pero aquel no era el fin del gran Haile. Tenaz, se pasó a la maratón. Y todavía hoy, con 35 años, arrasa en la prueba más dura del mundo, en la que ostenta el récord mundial, resultando tan imbatible como lo había sido en el 5.000 y el 10.000. Además, Gebreselassie ha recibido
prestigiosos galardones, tanto por su calidad como deportista como por su elegancia en el aspecto humano. Entre ellos destaca el Premio de la Academia Francesa del Deporte.
Bibliografía utilizada: