Muy de vez en cuando se dan historias de piques y rivalidades que hacen el deporte muchísimo más emocionante y trascendente. Claros son los ejemplos de
Senna y
Prost en automovilismo, de
McEnroe y
Lendl en tenis o de
Larry Bird y
Magic Johnson en baloncesto. Estas rivalidades adquieren aun mayor magnitud cuando además del espectáculo deportivo, enfrentan a personalidades opuestas. Consiguen movilizar masas. No dejan indiferente a nadie. Ni siquiera a aquellos a quienes el deporte en sí mismo no les interesa demasiado. La gente toma partido en la pugna entre dos maestros. Igual que uno es de los Rolling o de dos Beatles, de Pepsi o de Coca-Cola, de derechas o de izquierdas.
Uno de los más grandes ejemplos de este tipo de rivalidades en toda la historia fue la que protagonizaron los mediofondistas
Steve Ovett y
Sebastian Coe a caballo entre la década de los 70 y los 80. Ambos eran británicos, pero ahí terminan las coincidencias entre uno y otro.
Ovett, de origen humilde, era un portento físico, con una gran personalidad, en las pistas y fuera de ellas.
Coe, un atleta forjado a medida por su padre, era un tory confeso, de buena familia del barrio de Chelsea y partidario acérrimo de
Margaret Thatcher.
Ovett, de clase obrera, nacido en Brighton, exhibía con orgullo una camiseta roja con la hoz y el martillo que le había regalado un corredor soviético. El uno,
Coe, dominaba las relaciones públicas y era lo que hoy llamaríamos un atleta mediático. El otro,
Ovett, estaba peleado con la prensa y tenía una personalidad menos brillante en la apariencia, aunque probablemente más compleja en realidad.
Los Juegos de 1980 estuvieron marcados en lo deportivo por los dos enfrentamientos entre
Coe y
Ovett. Con una situación internacional tan complicada como la que se vivía a principios de aquella década. Con la Guerra Fría muy candente, los Juegos de Moscú parecían destinados al fracaso, dado el bloqueo de potencias deportivas como Alemania o China. Sin embargo, las hazañas deportivas de los soviéticos
Ditiatin y
Salnikov, y sobre todo de Seb Coe y Steve Ovett, salvaron al atletismo, y probablemente (tal y como defiende en su genial artículo
“La carrera de todos los siglos” Santiago Segurola en El País) salvaron también la Historia de los Juegos Olímpicos.
Tal era la fuerza de la rivalidad entre Coe y Ovett, que esta se rebeló contra el boicot de
Margaret Thatcher primero (la mandataria pretendía que los atletas británicos no acudieran a los Juegos) y contra el de los medios de comunicación americanos despúes. La ABC, que no había transmitido ninguna competición de aquellos Juegos, ofreció en directo, ante la expectación generada, la final de 1.500. Citando de nuevo a
Segurola: “No había gobernantes, poderes fácticos, intereses de cualquier clase, que pudieran con el impacto de aquellos dos atletas”.
Ambos habían batido numerosos récords y no cabía la duda de que eran los atletas del momento y que, por lo tanto, estaban llamados a ser los atletas de los Juegos de Moscú. Y respondieron a las expectativas. Su enfrentamientos en los 800 primero, con victoria para
Ovett, y en los 1500 metros después, donde triunfó
Coe, resultaron históricos. Era la victoria del deporte frente a un mundo dividido y enfrentado.
Bibliografía:
http://leonafricano.blogspot.com/2006/10/rivalidades-deportivas-cap-9-steve.html
http://www.elpais.com/articulo/deportes/COE/_SEBASTIaN/OVETT/_STEVE/rivalidad/Coe-Ovett/pugna/comercial/elpepidep/19810830elpepidep_3/Tes/
http://www.mundoatletismo.com/Site/leyendas/historicodeleyendas/coe.html
http://www.elpais.com/articulo/deportes/carrera/todos/siglos/elpepidep/20050801elpepidep_9/Tes/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/ovett.htm
http://www.buzzle.com/editorials/5-21-2004-54434.asp
http://www.mundoatletismo.com/Site/biografias/02192b9a44106710d.html
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