martes, 28 de octubre de 2008

Miguel Induráin, todo un ejemplo.




Antes del comienzo del Tour de Francia de 1991 los favoritos para la victoria final eran ciclistas contrastados como Leblanc, Bugno, Chiappucci, Mottet o incluso el español Perico Delgado. En casi ninguna quiniela aparecía el nombre de Miguel Induráin. Sin embargo, el ciclista español estaba a punto de empezar a escribir una leyenda en el deporte en general y en el ciclismo en particular.
Dando una formidable exhibición en la etapa reina de los Pirineos, “Miguelón”, como era apodado, se vistió de amarillo tras cruzar línea de meta de Val Louron por detrás del italiano Chiappucci. Este había sido su aliado en aquella ocasión y, algo habitual en Induráin, no le disputó la victoria parcial. El ciclista navarro ganó dos etapas de aquel tour y se vistió por primera vez de amarillo en los Campos Elíseos. Aquella imagen se iba a convertir en habitual durante hasta un lustro en el que Induráin no se bajó de lo más alto del podium final de París. Dominó con maestría las ediciones de 1991, 1992, 1993, 1994 y 1995.


Miguel Induráin Larraya, tenía entonces 27 años. Nacido en el seno de una familia humilde de Villava, en Navarra, Miguel recibió su primera bicicleta el día que cumplió los 10 años. Como él mismo ha declarado en más de una ocasión, no tenía ídolos y desconocía la historia del ciclismo. Así pues, fueron sus magníficas cualidades las que le hicieron triunfar. El corazón de Miguelón, o “Big Mig”, como se le conocía en en extranjero, latía a 28 pulsaciones por minuto en reposo, y sus pulmones llegaban a almacenar 7,8 litros de aire. A estas impresionantes cualidades físicas, se les sumaba una frialdad mental más propia de un ajedrecista que de un profesional de la bicicleta, que le permitía analizar las carreras como nadie lo ha hecho en la historia y moverse tácticamente con maestría.

Miguel dominaba la montaña, donde la regularidad era su principal arma, pero su poderío físico brillaba especialmente en las etapas contrarreloj, en las que, con su potentísima pedalada, sus 188 centímetros y su resistencia, resultaba casi imbatible.

Cuando el 2 de enero de 1997 anunció su retirada, contaba en su espectacular palmares con 5 tours consecutivos, algo que nadie había conseguido hasta entonces. Hay que decir que los tres primeros clasificados del tour de 1996 , en el que Induráin no consiguió revalidar su título debido a una pájara, han dado positivo por doping a posteriori, por lo que queda la duda de qué hubiera sucedido en igualdad de condiciones. Quien sabe si, eliminados los tramposos, Miguelón habría sido capaz de agrandar aun más su leyenda.

En cualquier caso, y aunque el americano Lace Armstrong haya superado la marca de 5 tours consecutivos logrando 7, hay varios argumentos que apuntan a Miguel como el mejor ciclista (quizá junto con el belga Eddy Merckx) de todos los tiempos:
En primer lugar, el ciclismo no termina en en Tour de Francia, Miguel Induráin (al igual que Merckx) logró vencer en 2 ocasiones (1993 y 1994) en la general del Giro de Italia, consiguiendo sendos “dobletes”, algo que otros, como Armstrong, no pueden decir. Además, el ciclista de Villava fue capaz de coronar su espectacular palmares con hazañas como el Récord de la Hora, que batió en 1995 o su medalla de oro olímpica en contrarreloj en Atlanta 1996. Pero si hay algo en lo que Miguel Induráin destacó por encima de todos sus rivales, es en su señorío y elegancia.

Esta cualidad personal se reflejaba tanto en la carretera (cediendo numerosas victorias de etapa a sus compañeros de escapada), como fuera de ella. Miguel nunca tuvo un mal gesto con compañeros, rivales, periodistas o aficionados. Se ganó el respeto y el cariño de todo el mundo.

Puede que Induráin no tuviera la ambición devoradora de Merckx, ni ganara tantas veces el Tour como Armstrong, pero su honradez, su profesionalidad, su amor por el ciclismo y su humildad hacen de él un ejemplo no solo como deportista, algo evidente, sino también como persona. Por todo ello fue galardonado con el prestigioso Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, y hoy es miembro del jurado de dicho premio.




Bibliografía:

http://www.ionlitio.com/2007/09/06/los-tours-de-miguel-indurain/

http://www.elpais.com/especial/ciclismo/tour-de-francia/superindurain.html

http://www.fotonostra.com/albums/celebres/miguelindurain.htm

http://elmundodeporte.elmundo.es/elmundodeporte/especiales/2003/07/tour_de_francia/historia/miguel_indurain.html

http://www.edeporte.com/conoceme-a-fondo/miguel-indurain.html

http://www.miguel-indurain.info/palmares.asp

http://www.geocities.com/ramonges/paginas/historialindurain.htm

1 comentario:

Pedro Luis García dijo...

Me gustaría realizar alguna aportación o matiz personal respecto a algunos asuntos interesantes de la dilatada carrera de nuestro campeón navarro.

En primer lugar, he de señalar que el ciclismo español debe gran parte de su éxito y consolidación a Miguel Induráin. Si bien, sabemos que el boom del ciclismo español se produjo en los años 80 con en inicio de las retrasmisiones deportivas y con la consecución del amarillo por parte de Perico Delgado, todo ello se vería culminado con Miguel Induráin. España entera se sentaba en el sofa todas las tardes calurosas de julio viendo como Miguelón alcanzaba la cima o circulaba en un moto en la contarreloj.

Por otro lado, coincido plenamente con Álvaro al señalar que Induraín era un ciclista peculiar. Esto, además de en su poderio físico, se dejaba notar en su señorio, saber estar, cariño y elegancia, con el que se ganó el favor de todo el pelotón. Es algo que le diferencia de los otros grandes campeones que, sin embargo, tuvieron otras cualidades.

Quiero matizar, asimismo, que Induráin es, de lejos, el mejor ciclista español de la historia y también, con el permiso de Rafa Nadal, es el mejor deportista nacido en nuestro país. Sin embargo, yo creo que no hay que compararlo con los otros cuatro grandes de la historia de este deporte. Cada uno era especial. Tenían sus virtudes y pequeños defectos, y todos ellos dieron y recibieron muchísimo de este bello deporte.

Anquetil fue el pionero en conseguir los cinco Tours además de dos Giros, una Vuelta y el récord de la hora. De Merckx se dice que es el más gran de toda la historia. Lo ganó todo. Tenía un sed insaciable de victorias. Por su parte, Hinault también ganó cinco Tours a lo que acompañó con tres Giros y dos Vueltas.
Y por último, Armstrong aunque sólo ganó el Tour, tiene en su haber el máximo número de Tours: siete. Y aunque sólo corriera esta ronda, ganarla de forma consecutiva siete veces y con esa autoridad está al alcance de unos elegidos.

Así por tanto, a Miguel hay que encuadrarlo en esta lista de elencos mundiales pero no creo que sea bueno sobrevalorarlo con respecto a los otros cuatro. Si bien, es normal ya que lo vemos desde un prisma español y barriendo siempre para casa.

Por último, Induráin ganó su último Tour en 1995, y el año elegido para superar a los demás pentacampeones fue el siguiente. Un año en que Miguel falló. No tenía las piernas de años anteriores y no creo que de ninguna manera pudiera haber ganado en aquella edición. Bien es verdad, como apunta Álvaro, que el vencedor, Riis, ha confesado que iba dopado en el Tour de su victoria. A esto hay que sumarle el dopaje en 1998 de Virenque, tercero de ese año. Ppr contra, lo que ya no está tan claro es si la emergente figura del alemán, Jan Ullrich, habría consumido este tipo de sustancias. En esa edición acabó en segundo lugar y creo que hay que mantener su presunción de inocencia, ya que en carrera nunca ha sobrepasado los niveles permitidos. Es cierto que muchos años más tarde ha estado implicado en la confusa y mal desarrollado "Operación Puerto" pero repito que no ha dado positivo en ningún control realizado y él mismo sigue recalcando su inocencia.

De cualquier forma, creo que Induráinn no estaba en 1996 en condiciones de ganar el sexto. Sin embargo, seis meses después se retiró del ciclisto profesional por una cuestión , según él reveló, meramente familiar. Lo que nunca sabremos es lo que hubiera podido hacer en el Tour de 1997. Tenía todavía 32 años, una edad aún perfectamente apta para la competición al máximo nivel. Ciclistas como Cubino y Pantani consideraron su retirada como prematura. Pero la incognita nos acompañará para siempre, ¿podría haber ganado el sexto Induráin?