lunes, 12 de enero de 2009

Usain Bolt, el Rey de la velocidad

Si sobrevolamos el cielo veremos que el halcón peregrino es el ave que vuela más rápido a velocidades de 300 km/h. En la tierra y a 113 km/h corre el veloz guepardo, mientras que en superficie acuosa el que alcanza mayor velocidad es el pez vela con 109 km/h. Sin embargo, ellos no están solos. Desde este verano una nueva especie les está haciendo sombra. No tiene plumas pero vuela, ¿de que especie se trata? No es ninguna nueva, es humano y corre con las piernas. Natural de Jamaica, Usain Bolt, ha deslumbrado al mundo tras sus exhibiciones en el Nido de Pekin.


El atleta jamaicano comenzó a despuntar sobre todo en los 200 metros lisos. Ya en 2004 se convirtió en el primer atleta junior en bajar de los 20 segundos. En 2007, en su primer gran campeonato, los mundiales de Osaka, consiguió entrar en la final del 200 m y sacar una meritoria plata, en la que era su primera gran carrera. Sin embargo, este año el velocista solo sabe volar. Así, corriendo los 100 m, en donde su técnica no es, ni mucho menos, la más depurada, ha empezado a despuntar. Así rebajo en dos centésimas más la plusmarca mundial de su compatriota Asafa Powell. Un registro de 9.72 acorralando la barrera de las 70 centésimas. A pesar de todo ello, Bolt seguía sin ser un personaje conocido para el gran público. Le faltaba la rubrica de un gran escenario para conseguirlo. De hecho en el desplazamiento de avión para llegar a Pekín, nadie lo conocía ni lo paraba. En ese avión viajaba también el periodista de Marca, Santiago Segurola, quien afirmaba la perplejidad de la gente cuando les contaba que iba dentro de su avión la persona más rápida del mundo. Con sus cascos y sus ropas anchas, el negro giganton Bolt pasaba más como una estrella de la NBA que como un atleta. Aunque, indudablemente, su prodigioso físico era llamativo.

Y, los Juegos Olímpicos de Pekín han provocado el nacimiento de una nueva estrella mundial. No es tanto sus tres medallas de oro, sino la forma como las ha conseguido. En su primera final, la de los 100 m. lisos, se quedó el penúltimo en la salida y se paró diez metros antes de la meta para celebrar su sobrada victoria, consiguiendo un oro y un record del mundo con una marca para la historia: 9.69. Esta marca tiene un cariz más: lo hizo con un viento nulo a favor y en un estadio repleto contemplando una final olímpica. Más que el tiempo lo que ha sorprendido y sorprende a los espectadores que lo han visto ha sido su facilidad para ganar en una final olímpica: sólo corrió unos 40 m. al máximo: su penosa salida hizo que hasta casi la mitad de la prueba no llegara hasta la cabeza de la prueba, mientras que se dio el placer de celebrar casi parado sus últimos metros de la final. Esto no se había visto nunca en la historia. Todo el mundo tras verlo en repetidas ocasiones nos preguntamos si era un producto de la televisión o de ser verdad, corriendo a tope y con buena salida esta marca era el inicio de una serie de records. Si en el fútbol hubiera ocurrido algo parecido estaríamos viendo la serie de dibujos animados Oliver y Benji. Cosas así pertenecen a las ficción.









Con todos estos alicientes llegaba Usain Bolt a la prueba en la que más había destacado hasta 2008: los 200 m. lisos. Desde luego, era el gran favorito y las apuestas no iban encaminadas en si ganaría el oro, sino que se ponía en cuestión un record que se pensaba inalcanzable durante muchos años: el 19.32 de Michael Johnson en Atlanta 96. Después de contemplar su extratosférica carrera de los 100, con el gigante jamaicano todo era posible. Cuatro días después de su primer oro se ponía en marcha su otro gran reto: record mundial y olímpico de los 200 m. En la curva Bolt ya destacaba para enfilar la recta final en solitario y con una apabullante ventaja. Esta vez no paró para celebrarlo, sabiendo, incluso, que su ventaja era mayor a la que tenía contra sus rivales en los 100. Sin embargo, no luchaba contra sus rivales. Estaba peleando contra un mito. Los Juegos de Atlanta y Pekin se unían. Usain Bolt seguía empeñándose al final de la recta para superar a Johnson. Al cruzar la meta, 19.30, rebajándolo en dos segundos.

Después de esto sólo le quedaba ganar el 4 x 100 con Jamaica para cerrar su participación con otro oro.Los jamaicanos partían como grandes favoritos al oro y a la conquista de un nuevo record, que con el plantel Jamaicano no se les podía escapar: Nesta Carter, Michael Frater y Usain Bolt para la curva mientras que la otra estrella jamicana para entrar en meta era Asafa Powell. Nuevamente la superioridad jamaicana fue aplastante y se llevaron el oro y el record mundial con 37.10. La supremacía en la velocidad se trasladaba al sur de EE.UU, y su destino era Jamaica, ahora con el rey Bolt al frente.

Bolt se convertía, así, en el gran rey de los juegos con permiso de otro monstruo, el tiburon
Phelps. El debate prosigue: ¿son las tres medallas en pista de Bolt comparables con las 8 de Phels en el cubo? Lo que está claro es que ese debate existe. La nueva gran estrella de la velocidad tiene sólo 22 años y aunque, parezca mentira, nuevos retos. Su entrenador dice que será capaz de bajar de los 9.60 y para el crono en 9.58, mientras que para el 200 su objetivo es rebajar los 19 segundos. Son dos marcas, hasta la irrupción de Bolt, inalcanzables para la especie humana. Sin embargo, el halcón peregrino, guepardo y pez vela temen su llegada. Y todavía se plantea los 4oo. Su proyección no se acaba.


Bibliografía utilizada:


http://es.wikipedia.org/wiki/100_metros_(atletismo)
http://es.wikipedia.org/wiki/Usain_Bolt http://www.abc.es/20080822/deportes-olimpiadas/jamaica-bate-record-mundo-200808221622.html


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